Todos los fotógrafos que realicen sesiones, ya sean profesionales, freelance o personas que lo hagan por simple afición, necesitan tener un papel que dé constancia a todo lo que después puedan realizar. Lo que intento decir es que todos, o casi todos, enseñamos nuestros trabajos en las redes sociales, en nuestras páginas webs y en varios sitios más con el fin de aprender, promocionarnos o lo que sea. Eso puede traernos problemas si previamente no hemos firmado un acuerdo de cesión de imagen. El modelo o la modelo puede no estar conforme con esta práctica y denunciar al fotógrafo por compartir o hacer público imágenes en las que él o ella aparecen.



¿Cómo nos libramos de esa carga? Pues creando un simple contrato fotográfico que después usaremos en cada sesión. Un contrato no es más que un papel firmado por ambas partes en el que se estipulan todo, todo, todo los puntos que afectan directamente al fotógrafo y al modelo. Hacerlo no es nada complicado ya que no tenéis que poner nada del otro mundo, eso espantaría a los clientes.

Para demostrar lo que os digo aquí os dejo un ejemplo de mi contrato fotográfico:






¿No está mal verdad? Pues firmando este simple papel, una copia para cada participante, nos libramos de todos los problemas que podamos tener después. Ojo, si en la sesión también participan maquilladores o estilistas lo ideal sería ponerlo para que ellos también firmen y quede constancia de su trabajo. ¿Qué os parece? ¿Cómo es vuestro contrato?