La situación a los que todos los fotógrafos deben enfrentarse: Imagínate que vas más feliz que una perdiz por la calle con tu cámara y de repente ves como un hermoso perro está posando justo delante de ti. ¿Sacas tu equipo cuidadosamente, eliges los parámetros correctos y tomas la fotografía o directamente pones el automáticos y zas, zas y zas?

Es cierto que algunas ocasiones son más fáciles que otras para fotografiar pero, ¿y qué? El arte de este mundo no está en el momento de capturar la toma, sino en el placer que se obtiene al llegar a casa y descubrir que los 10 minutos que has estado preparando y analizando la imagen han servido para obtener una fotografía que no se te va a borrar de la mente jamás.

Además de ello, también me gustaría decirles, sobre todo a los principiantes, que fotografiar en automático y en manual NO es lo mismo. Aunque el paisaje sí lo sea. ¿Un ejemplo? Mismo lugar, misma hora, misma cámara; dos formas diferentes de disparo.

Como pueden apreciar la primera imagen, tomada en automático dejando que la cámara elija todos los parámetros, es más luminosa y tiene menos color. No es ninguna obra de arte, es el ejemplo más normal que se puede poner. La segunda imagen está tomada en manual decidiendo los parámetros a los que quiero que trabaje la cámara. Como podrán comprobar no es una fotografía de concurso pero, si tienen que quedarse con un recuerdo de sus vacaciones o de ese especial momento en el que subieron a la montaña, ¿cómo preferís que sea?

La moraleja es fácil: En la fotografía, al igual que en la vida misma, el tiempo es oro, pero hay que saber aprovecharlo para que, al menos, ese tiempo invertido haya merecido la pena.